'Mil veces he querido rescatar una imagen robada al calor de las llamas. Ella, desnuda y reluciente de lluvia, tendida junto al fuego, abierta en una mirada que me ha perseguido desde entonces. Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema de los dedos. Ella dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte.
-Hazme lo que quieras- susurró.
Tenía diecisiete años y la vida en los labios.'
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