No sé, digamos que arriesgué demasiado poco, o quizás demasiado, a secas, y claro, perdí. Porque contigo siempre pierdo, desde el primer día en el que me hiciste perder la puta cabeza al pasar por mi lado y mirarme con esos ojos que te juro que me destruían, pero a la vez hacían que volviera a nacer si estaban lo suficientemente cerca de los míos, hasta el último (porque aunque sigo aquí, para mí fue el último), en el que te fuiste y me dejaste sin nada, sin absolutamente nada que no fuera el jodido recuerdo de tu risa en modo replay grabado en mi puta mente. Y te juro que a veces me dan ganas de borrarlo, de borrar la pista y punto, pero es que sé que si la borro terminaría sustituyéndola por nuestra canción, y créeme, no sé qué es peor.
eres increíble, recuérdalo
ResponderEliminarTe quiero, y nunca me cansaré de repetírtelo.
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