Pero cuando apareció aquel imbécil, por una vez en su vida, se sintió segura de algo. Y se dijo a si misma que no pasaría nada por probar, que no iba a enamorarse, no sobrepasaría el límite, pero le gustaba escuchar sus historias, y que le preguntara por las suyas, y la escuchara, le gustaba sentir que le importaba lo que estaba diciendo, le gustaba que tardara el doble en desabrocharle el sujetador, porque antes se detenía en sus clavículas; le gustaba reír antes de darle un beso, y que la despeinara y le dijera que era la persona más fea del mundo. Le gustaba que no se fuera por la mañana, y que la despertara con el humo de un porro, del cual no le ofrecía nunca. Le gustaba robárselo. Y cuando se quiso dar cuenta, le estaba diciendo 'te quiero', y cogiéndole de la mano simplemente para sentir que no iba a irse. Lo miró a los ojos sabiendo que no tenía que haber empezado nunca nada de esto, que nunca debía haber empezado a perderse. Había sobrepasado el límite. Y ahora ya no tenía miedo a querer, ahora tenía miedo a perder, y ese miedo era mucho peor que todos los que ella había tenido en toda su vida.
+No tengas miedo, tenías que encontrarme, yo era esa persona que tu vida necesitaba, ¿te sientes bien conmigo? ¿Te hago feliz?
-Sí.
+Pues por una vez en tu vida deja de pensar en lo que pueda pasar y empieza a vivir. Vive conmigo. Vivamos juntos, escuchemos rap a todas horas y follemos en portales. Vayamos rápido un día y lento al siguiente. Que le follen al mundo, que le follen a quien no lo entienda. Seamos los locos que se ríen de cosas que a nadie le hacen gracia. Que les den por culo a las guarras que me miran con deseo en el bar de la esquina, que les den por culo a todos, yo te quiero a ti, y no voy a irme, te lo prometo.
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