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domingo, 15 de febrero de 2015

Lo que me falta cuando todo sobra.

Y es que te juro que mi mundo es menos negro con tu risa. Te juro que paras la tormenta, que destruyes cada nube gris, cada rayo y cada gota de agua que pretenden empaparme y dejarme helada, y hasta sale el sol.
Que te araño si quieres, y te maullo al oído antes de dormir, pero larga vida a mis siete vidas, contigo.
Lo bonito es que conozco el cien por cien de tus trucos para hacerme reír, y aún así siempre funcionan. Lo bonito es que, aún sin trucos, siempre serás magia.
Hablo en presente porque un nosotros en pasado es muy triste, y aunque puede que ya no existamos como antes, sigues siendo lo único que me falta cuando todo sobra. Que o te abrazo pronto o se me va la fuerza, y no por la boca (que sigue llevando tu nombre), sino por los poros de esta piel que tanto te añora.
Que no quiero que llegue el día en el que me olvide de tu olor, que no quiero que nadie más me llame como tú, ni que aquel banco deje de ser nuestro. Que quiero que dejen de temblarme las piernas porque no estás y lo hagan porque no me apartas la mirada de los ojos y se te ve feliz. Que quiero verte feliz. Que quiero verme feliz. Que quiero vernos.
Y es que contigo el vacío era hasta bonito, pero ahora el reloj se ha vuelto loco, y siguen pasando las horas sin que nada tenga ningún sentido... Pero no te preocupes, aún recuerdo la noche en la que conseguimos pararlo.
Qué fácil la autodestrucción y qué difícil la vida sin ti.
Vuelve.