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domingo, 25 de mayo de 2014

Te echo de menos.

Hoy me he levantado con ganas de quitarle la repetición al despertador y tirarme la vida escribiendo que te echo de menos. De quemar la sábana que sigue oliendo a ti con la ceniza de mi cigarro y de cerrar fuerte los ojos para que no salgan esas lágrimas que llevan escrito tu nombre. De que sea invierno y llueva, y correr al bar donde a nadie le importa por qué bebes, pero todos te invitan a otra copa, porque de alguna manera se compadecen de tu soledad.
Supongo que es el sentimiento de culpa de haber dejado marchar a tantas personas especiales. Y el dolor de que no estés aquí. De dormir tanto porque hayas dejado de ser mi café.
Y que si no me rindo es porque sé que te prometí que no lo haría, bueno, y porque jamás me había sentido tan llena con un simple abrazo; ya sabes, uno de esos que te hacen respirar hondo y susurrar estúpidos 'te quiero, de verdad que te quiero'.
Y que recuerdo la primera vez que nos cruzamos, el semáforo en rojo y tu bonita sonrisa al otro lado de la acera. El primer beso. La primera mirada que me removió por dentro, que me hizo sentirme indefensa, lo cual desapareció de mi mente en cuanto supe que no ibas a irte. La primera despedida y el primer pinchazo en el pecho al verte andar en sentido contrario.
Hoy me he levantado con ganas de dibujarnos. De hacer planes. De cosquillas en la tripa y miles de piques tontos. De borrar finales. De que no duela. De besos, de sexo, de lenguas cruzadas que hablan un idioma extraño. De no rendirme. Hoy me he levantado con ganas de nosotros.

viernes, 16 de mayo de 2014

Deja de pensar en lo que pueda pasar y empieza a vivir.

Siempre tuvo miedo al miedo. Miedo a engancharse tanto a alguien que le llevara al punto de dejar de ser ella misma. Miedo a que llegara el día en el que dejara de olvidarse del nombre de todos esos que la hacían reír por la noche, de que llegara el día en el que reviviera momentos en su mente antes de dormir. Miedo a necesitar algo, a alguien. Miedo a ser dependiente, a contar con otra persona. Miedo a escribir de amor. Amor. Cómo iba a hablar ella de un amor de más de 3 polvos. Para ella el amor era eso, sexo, un porro a medias y reírse si había luna llena. Tenía miedo de empezar a sentir y por eso no repetía, por si le gustaba demasiado y sentía la necesidad de una rutina. Le asustaban las rutinas.
Pero cuando apareció aquel imbécil, por una vez en su vida, se sintió segura de algo. Y se dijo a si misma que no pasaría nada por probar, que no iba a enamorarse, no sobrepasaría el límite, pero le gustaba escuchar sus historias, y que le preguntara por las suyas, y la escuchara, le gustaba sentir que le importaba lo que estaba diciendo, le gustaba que tardara el doble en desabrocharle el sujetador, porque antes se detenía en sus clavículas; le gustaba reír antes de darle un beso, y que la despeinara y le dijera que era la persona más fea del mundo. Le gustaba que no se fuera por la mañana, y que la despertara con el humo de un porro, del cual no le ofrecía nunca. Le gustaba robárselo. Y cuando se quiso dar cuenta, le estaba diciendo 'te quiero', y cogiéndole de la mano simplemente para sentir que no iba a irse. Lo miró a los ojos sabiendo que no tenía que haber empezado nunca nada de esto, que nunca debía haber empezado a perderse. Había sobrepasado el límite. Y ahora ya no tenía miedo a querer, ahora tenía miedo a perder, y ese miedo era mucho peor que todos los que ella había tenido en toda su vida.
+No tengas miedo, tenías que encontrarme, yo era esa persona que tu vida necesitaba, ¿te sientes bien conmigo? ¿Te hago feliz?
-Sí.
+Pues por una vez en tu vida deja de pensar en lo que pueda pasar y empieza a vivir. Vive conmigo. Vivamos juntos, escuchemos rap a todas horas y follemos en portales. Vayamos rápido un día y lento al siguiente. Que le follen al mundo, que le follen a quien no lo entienda. Seamos los locos que se ríen de cosas que a nadie le hacen gracia. Que les den por culo a las guarras que me miran con deseo en el bar de la esquina, que les den por culo a todos, yo te quiero a ti, y no voy a irme, te lo prometo.