Nos faltó valor.

A veces echo de menos tus manos frías erizando mi piel, recorriendo mi cuerpo, mientras yo, como una ilusa, seguía besándote, sin saber que tarde o temprano ibas a irte. Bueno, lo cierto es que lo sabía perfectamente, pero me gustaba creer que esa vez podía ser diferente, y así siempre, y lo cierto es que siempre terminaba siendo igual. Supongo que nos faltó valor, echarle cojones e intentarlo. Nos faltó tener esa seguridad de que existía esa posibilidad de que saliese bien, es más, de que seguramente eso era lo que iba a suceder, porque lo teníamos todo joder, todo. Pero no, fuimos unos cobardes, un par de cobardes que aún muriéndose de ganas por estar juntos, después de haber intercambiado el perfume, impregnándolo en su ropa, cogieron calles diferentes para, al fin y al cabo, ir a parar al mismo sitio. Y se tiraron todo el camino oliendose a sí mismos, porque ese mismo perfume no olía ni parecido en cualquier otra persona. Aunque, ¿sabes? Te diré algo, nunca vamos a ser dos extraños, pero tampoco dos amigos. No, después de todo lo que hemos pasado, siempre seremos algo más que ambas cosas, algo indeterminable. Y seguiremos con nuestras vidas, de hecho, ya lo hacemos. Y seremos felices, sin necesitarnos para absolutamente nada, aunque, llegará un día en el que nos echemos de menos, pero ¿sabes? Ya será demasiado tarde. Y desearíamos volver atrás, y haberle echado cojones en su momento. Y nos daremos cuenta de que eso, ya, es imposible. Y entonces simplemente sonreiremos, porque sabemos que no hay más opciones, porque en el fondo no queremos que las haya.

Enfréntate, y gana.

Sé que puede parecer difícil, e incluso sé que en ocasiones puede llegar a serlo, porque ese hijo de puta no es capaz de decirte nada para hacerte sentir mejor, simplemente te observa y te destruye, o peor aún, te observa y consigue que seas tú quien se auto destruya. Te va consumiendo poco a poco como tú haces con ese cigarro cada noche. Hace que te des cuenta de que igual es cierto eso de que no eres suficiente y eso de que igual no deberías estar aquí. Pero, ¿sabes qué? Tienes que plantarle cara si no quieres que acabe contigo. Tienes que ser fuerte y demostrarle que no te importa lo que diga, que tú vales más que ese jodido reflejo. Gánale la partida al espejo, no dejes que te haga sentir inferior, porque no lo eres. No le des la razón o acabará creyéndose que puede contigo, y los dos sabemos que eso no es así ¿verdad?

Aprovecha cada oportunidad.

Debes tener algo claro, la vida siempre va a tratar de sorprenderte, y de hecho la mayoría de ocasiones va a conseguirlo, ya sea para bien o para mal, pero siempre conseguirá romperte los esquemas. Te hará sentir que no vales nada y de repente, como por arte de magia, hará que aparezca alguien que te diga que hoy estás preciosa, y que te haga sonreír. A veces, la muy hija de puta te arrebata a personas que considerabas reales amigos, pero bueno, a veces hay que darle las gracias por eso, ya que, te das cuenta de que realmente no eran tan importantes como creías, o mejor dicho, que tú no eras tan importante como creías para ellos; pero, a veces, te hace ver que esa persona que hoy pasa desapercibida en tu día a día, es realmente increíble, y que no puedes dejar pasar un solo día más dejándolo pasar delante de ti como si nada, debes subirte a ese tren, porque sí, solo pasa una vez, y debes buscar a esa persona, por cada vagón, en la cafetería, hasta me atrevería a darte permiso para ir buscarlo en el baño, porque ¿sabes una cosa? si dejas que el tren llegue a la primera parada, y esa persona se baja, puede que nunca más vuelvas a encontrarla, y puede que sigas sintiéndote así de vacía para siempre.

Con esto lo que quiero decir es que debes aprender a valorar las oportunidades que te ofrece la vida, dejarte de timidez, o por el contrario orgullo, e ir a por todas, a comerte el mundo, porque sabes, debes aprender que tú sabes hacerlo como ninguna otra persona sería capaz de hacerlo, que solo podría ser tu sonrisa la que consiga hacer que él sonría también, que solo si eres tú la que está mirándolo, y solo si es él quien te mira, conectaréis, que tú puedes, con todo.

¿Cómo?

A veces las cosas cambian. De repente, un día, te levantas y te das cuenta de que es posible que no estés haciendo las cosas bien, y de que deberías cambiar, deberías valorarte un poco más y no dejar que nadie, absolutamente nadie, juegue contigo; ni si quiera él. Porque joder, ya está bien de dejarse manipular, de estar ahí esperando a que te busque sólo cuando quiera encontrarte y que tú seas la tonta que se esconde siempre detrás de la puerta, y claro, que él ya se sepa el escondite y vaya directo. Basta ya de saber que te está utilizando y aún así dejar que lo haga. Vale, que lo quieres, pero es que el error no es ese, el fallo está en que lo quieres a él más que a ti misma, y no es bueno, para nada, y lo peor es que lo sabes, pero ¿qué haces?, ¿dejas de quererle?, ¿cómo? Si cada vez que vuelve se te caen las bragas, si cada vez que te vuelve a decir que te quiere, aún sabiendo que es mentira, sonríes. ¿Cómo? Si no eres capaz de pensar en otra cosa, si cada vez que vuelves a verlo, sois los dos los que necesitáis subir a su casa, que te tumbe en la cama y que te desnude, ¿cómo? si a veces ni llegáis a subir, si a veces no sois capaces de aguantar que el ascensor suba esos 3 pisos sin comeros, la boca y lo que no es la boca.

Detrás de mi sonrisa hay muchas cosas que nunca entenderás.

A veces somos demasiado fríos, a veces no mostramos lo que verdaderamente sentimos, nos limitamos a estar ahí, sentados en aquel banco, con esa sudadera que tanto nos gusta, rodeados de gente, y somos incapaces de decir que necesitamos un abrazo,y que nos sentimos jodidamente solos, por mucha gente que llegue, porque sabemos que esa persona que nos hacía sentir completos se ha ido, y no va a volver, y eso es lo que nos jode, que lo sabemos. Y claro, nadie es lo suficientemente listo como para adivinar eso, porque siempre se nos ha dado demasiado bien fingir que todo va de puta madre y que somos felices. Porque siempre es más fácil decir eso, que estás bien, que no necesitas ayuda, y ver como la gente sigue con sus vidas, siendo felices, o por lo menos actuando como si lo fueran, como tú.

HAPPY BIRTHDAY DEMI.

Hoy es un día muy importante, tanto para mí, como para millones de personas más, pero sobre todo para ella. Hoy es tu día pequeña guerrera. Antes de todo, quería que supieras que sin siquiera conocerme has sido capaz de levantarme cada vez que me he caído, que has conseguido lo que nadie podrá conseguir nunca, sin siquiera saber que existo. Aún recuerdo cuando te descubrí en Camp Rock, recuerdo que 'this is me' fue la primera canción en inglés que me aprendí entera. Tendrías que haberme visto en mi cuarto cantándola, intentando imitarte con un desodorante en la mano a modo de micrófono, un espectáculo. Sinceramente, desde ese momento empecé a soñar, a darme cuenta de que tenía sueños, y tú me hiciste ver que podían hacerse realidad, si luchaba por ellos. Me hiciste no perder la fe, esforzarme y darme cuenta de que cada error tiene su consecuencia, pero también que cada acierto supone una nueva victoria. Hace relativamente poco, atravesé uno de los peores momentos de mi vida, ¿y sabes qué? no me hundí gracias a ti, porque me demostraste que yo también podía ser una guerrera, como tú. Demi, estoy orgullosa de ti. ¿Sabes? Seguro que justo esto que te estoy diciendo yo ahora mismo te lo habrán dicho miles de millones de veces más, pero con más razón eso debe hacer que cada día seas un poquito más fuerte. Solo una persona como tú podría haberme sacado de la mierda en la que estaba. Muchos pensaréis que estoy dramatizando y que es imposible ya que no la conozco, pero os equivocáis. La manera que tiene de llegar, de hacerte pensar, reflexionar y hacerte valer, hacerte fuerte, con cada canción, es impresionante. La manera en la que superó su pasado, en la que sacó fuerzas y ganó la partida, la batalla y la guerra entera. La manera en la que se desvive por darnos lo mejor de ella cada día.

Jamás voy a saber agradecértelo todo princesa, jamás. Ahora solo puedo decir que te mereces lo mejor que le pueda pasar a alguien en la vida, y estoy segura de que lo tendrás, ya que el tiempo le da a cada uno lo que se merece, que sigas con esa puta sonrisa en la cara, que nos da fuerzas a todos, y que te queremos, que te quiero Demi. Estas lágrimas, esta vez son de felicidad, y van para ti. Felices 21 guerrera. Siempre.

Fdo: Una lovatic que te admira muchísimo.

La culpa es tuya, no del mundo.

Siempre he sido demasiado impulsiva, y demasiado bipolar también. Que sí, que me parece muy bien todo eso de que debemos pensar las cosas dos veces antes de hacerlas, que sino puede que nos arrepintamos, pero, ¿qué más da? ¿qué importa si hago algo que en este momento quiero hacer y mañana me arrepiento? Pues nada tío, nada, no pasa nada. Lo que pasa es que nos gusta quejarnos de todo, que hagamos lo que hagamos necesitamos esa excusa a la que echarle la culpa de que todo esto es una jodida mierda, y la encontramos ¿eh? Siempre la encontramos. ¿Nunca te has parado a pensar que igual el culpable de todo esto simplemente eres tú? Joder, que nadie es perfecto, y algún día tendremos que equivocarnos. Deja de echarle la culpa al mundo en cada oportunidad que tienes de hacerlo y empieza a pensar que igual eres tú quién debería aprender a autoproclamarse culpable. Sí, lo eres, pero, ¿y qué?

Nunca dejes de ser tú mismo.

¿Te crees mejor persona por 'caerle bien a todo el mundo'? ¿En serio crees que vas a ser mejor en la vida que otra persona que tiene su propia personalidad y actúa como quiere, para complacerse a sí mismo y no a los demás? Te equivocas. Yo pienso que es imposible caerle bien a todos sin fingir. Siempre habrá gente a la que no le guste tu personalidad, gente que te critique, siempre. Pero eso no es malo, ni mucho menos, al revés, eso significa que algo estás haciendo bien. 

Yo pienso que todos esos que vais siempre con buena cara y que no decís las cosas como realmente os parecen, las que os calláis y siempre estáis de acuerdo con todo, aunque hace 2 horas hayas dicho lo contrario con un grupo que pensaba diferente, deberíais cambiar. Deberíais tener claro cómo y quién sois. Deberías tener claros vuestros pensamientos y saber dónde tenéis el límite. Deberíais no dejar que nadie os influencie, hacer lo que os apetezca, o no hacer lo que no.

Pero no puedo cambiar vuestras mentes ambiciosas, no puedo haceros dejar de creer que así llegaréis a algo, solo puedo asegurar que yo nunca me comportaré de esa forma, asegurar que yo siempre seré yo misma y viviré mi vida, como yo quiera vivirla.

PD: cuantos más amigos crees tener, menos de verdad terminas teniendo.

Ya no había vuelta atrás.

Está cansada. Cansada de que su madre le diga que nada de lo que haga será suficiente, de que ese chico ni la mire, o peor, que actúe como si solo fueran amigos, pero, espera, es que sólo eran amigos, y eso es lo que le dolía. Estaba cansada de que su profesora dejase de preguntarle si había hecho los deberes, y le pusiera directamente una nota negativa. Pero, ¿acaso tiene una idea de por qué no pudo hacerlos? ¿Acaso sabe algo de su vida? No, pero se limita a poner una raya vertical en color rojo más, en la cuadrícula donde pone su nombre, y sigue con la clase. Estaba cansada de que los gilipollas de turno criticasen cada paso que daba. De no sentirse bien con ella misma, de mirarse al espejo y sentir repugnancia. Por eso ahora ella estaba allí, al borde de aquel edificio, después de una larga espera en el ascensor, pensando en todo eso de lo que por fin iba a deshacerse para siempre, porque no, 12 pisos no se suben tan rápido, le dio tiempo hasta a asustarse. Los pies le colgaban, miró al cielo y pensó que allí todo sería mejor. Esta vez no tuvo valor ni de secarse las lágrimas, esta vez nadie iba a verla, nunca más. Se puso de pie, y pudo ver a todas esas personas que caminaban por la calle, ahora parecían hormigas, y, por una vez en su vida, se sintió grande. Seguía llorando. Si pudiese encontrar un solo motivo por el que quedarse... Pero no, no lo había. Y saltó. Saltó sin pensárselo dos veces. Y allí estaba. Gritando. Acercándose cada vez más a su final. Y entonces, justo en ese momento, tuvo miedo. Pensó en que quizá su madre también tenía problemas y en que ella, como su profesora, nunca le preguntó si los tenía. Pensó en cuando era pequeña, en los viajes que había hecho con su hermano. Pensó en que antes era feliz. Y que quizá habría alguna manera de volver a serlo. Pero ya era tarde. 

Cuando no queda más remedio.

Nunca le gustó destacar, aunque a veces sí lo hacía, y lo cierto es que sí le gustara que la profesora le sonriera sin que los demás miraran, como diciéndole 'muy bien, estoy orgullosa de ti'. Nunca le gustó llamar la atención, pero sí que ese chico la mirara, y que esas miles de mariposas que había en su estómago comenzaran a revolotear todas a la vez cuando lo hacía. Nunca quiso ser más que nadie, pero eso no significaba que alguien pudiera ser más que ella. Siempre se mantuvo en su lugar, sin dar demasiados pasos seguidos hacia delante pero sin dar uno solo hacía atrás, con sus ideas bien claras y su sonrisa en la cara. Sí, a veces lloraba, para qué mentir, pero solo lo hacía delante de los que sabía que iban a saber abrazarla en el momento justo. Jamás mintió, siempre había odiado las mentiras, porque siempre supo que, como decía su abuelo, 'se pilla antes a un mentiroso que a un cojo'. Simplemente era ella, una chica sencilla que nunca supo bien cómo actuar, que improvisaba, que se equivocaba, quizá demasiado, pero que siempre aprendía. La que nunca se tomó las cosas demasiado en serio, hasta que no tuvo más remedio que hacerlo. La que ahora llora escribiendo esto, como una estúpida, porque sabe que este es uno de esos momentos, uno de esos momentos en los que no te queda más remedio que madurar.