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viernes, 29 de noviembre de 2013

+Oye...

-¿Qué?
+Que te admiro.
-¿Por qué?
+Porque siempre has sabido como salir de toda la mierda que ha intentado joderte y le has demostrado a este asqueroso mundo que no podrá contigo, por mucho que lo intente, porque tú eres fuerte, y eso, créeme, es muy complicado. Te admiro porque sin darte cuenta me das fuerza, y eso, eso era imposible hasta que apareciste en mi vida. Quería que supieras que sin saberlo me has enseñado muchas cosas, y que eres una persona realmente increíble. Y que te quiero joder, que te quiero mucho.

martes, 26 de noviembre de 2013

Gilipollas que se quieren no, gilipollas que te quiere.

Me duele que seas tan egoísta. Sí, egoísta, has leído bien. Estoy cansada de ser algo con lo que juegas, y ya no solo es el hecho de que juegues conmigo, sino de que lo haces solo cuando te apetece. Tienes que aprender que si quieres que sea tu muñeca, he de serlo todos los días, en las buenas y en las malas joder, ¿por qué yo estoy dispuesta a arriesgar tanto por ti y tú no eres capaz ni de considerarme especial? No soy una más. No lo soy. Lo siento todo contigo ¿entiendes? Todo, y estoy segura de que eso no lo puede decir todo el mundo. Sentirlo todo significa desvivirme porque sonrías, y no importarme los más mínimo hacerlo si sé que lo consigo; es, yo que sé tío, levantarme y comerte el cuello, y que mientras me ducho vengas y me sigas poniendo nerviosa al conseguir erizar mi piel sólo con rozarla. Es amarte, amarte joder. Dime, ¿quién mierda estaría dispuesta a amarte así, como yo lo hago, incondicionalmente? Lo echo de menos. Echo de menos despertarme contigo, aunque no estemos en la misma cama (bueno, ni en la misma cama ni en la misma ciudad si quiera). Me jode mirar al cielo y recordar que me dijiste que aunque no pudieras cogerme la mano en ese preciso momento, los dos estábamos viendo la misma luna y que sólo ella podría saber lo mucho que nos amamos. Es inevitable sentirme vulnerable, si sé que nadie puede ayudarme aunque realmente quiera que vuelva a ser feliz. Ya no me despertaré más contigo, nunca más, y la luna se olvidará de cuánto me querías porque no se lo contarás cada noche, porque hasta tú mismo serás quien lo olvide; aunque yo si lo haga, aunque yo siga queriéndote, como una gilipollas.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Heridas demasiado profundas.

Vivir significa fijarse en los pequeños detalles. Enamorarse de sonrisas y decir 'te quiero' a través de miradas. Secar lágrimas con la manga de la camiseta al abrazar a ese alguien a quien no podemos ver triste. Aprender cuándo debemos arreglarlo todo, y cuándo absolutamente nada. La vida es caerse y levantarse, una y otra vez, y por muy torpes que parezcamos o muchas piedras que encontremos en el camino, terminaremos con todas las heridas curadas (o quizá no todas, pero es que siempre quedan esas heridas demasiado profundas que ni con alcohol, tanto del que escuece como del que ciega, llegarán a curarse nunca, aunque bueno, eso es inevitable, cuando algo te marca de verdad, por más que lo intentes, permanecerá ahí para siempre).

viernes, 22 de noviembre de 2013

Siempre lo consigues.

Estoy en uno de esos momentos fríos, fríos independientemente de los grados que haya y del viento que te sopla en la cara y hace que la nariz se te ponga roja; éste es uno de esos momentos fríos por dentro, más bien helados. Y al fin y al cabo, todo es por tu culpa (o por la mía, por creerte), por tener la capacidad de convertir en hielo el mismo fuego, las chispas que salían  de nuestras pieles desnudas al rozarse en pequeños copos de nieve. Supongo que este es uno de esos textos en los que empiezo odiándote y acabo amándote, como ayer, como mañana, como siempre. Pero ¿qué le hago si lo único que me enseñaste fue a depender de ti? Eres un capullo, lo tenías todo planeado ¿no? Empiezas con un montón de sonrisas tontas, luego un par de 'te quiero' inesperados y ¡bum! ese puto beso que me erizó toda la piel, que me hizo ser feliz, felicidad que, en cierto modo, echo de menos. Eso es lo que querías ¿verdad? Que te echara de menos... Pues lo has conseguido hijo de perra, siempre lo consigues.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tu puta risa en modo replay.

No sé, digamos que arriesgué demasiado poco, o quizás demasiado, a secas, y claro, perdí. Porque contigo siempre pierdo, desde el primer día en el que me hiciste perder la puta cabeza al pasar por mi lado y mirarme con esos ojos que te juro que me destruían, pero a la vez hacían que volviera a nacer si estaban lo suficientemente cerca de los míos, hasta el último (porque aunque sigo aquí, para mí fue el último), en el que te fuiste y me dejaste sin nada, sin absolutamente nada que no fuera el jodido recuerdo de tu risa en modo replay grabado en mi puta mente. Y te juro que a veces me dan ganas de borrarlo, de borrar la pista y punto, pero es que sé que si la borro terminaría sustituyéndola por nuestra canción, y créeme, no sé qué es peor.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Brindemos.

Brindemos por esas sonrisas que solo entendemos nosotros, por esas miradas que lo dicen todo sin necesidad de articular una sola palabra. Brindemos por el tiempo que hemos necesitado para darnos cuenta de que estamos hechos el uno para el otro, por los días en los que no nos podíamos ni ver, pero también por los que necesitábamos comernos. Brindemos además por todas las veces que nos hemos dicho 'te quiero', por cada sonrisa que me has sacado haciéndome rabiar de esa manera que tanto me gusta, por pirarnos a ese hotel, por dormir abrazados, por despertarme con los pies helados porque no te gusta dormir tapado, y que me de igual porque estoy ahí, a tu puto lado, escuchándote respirar. Brindemos por cada cosa que ha hecho de esto algo tan especial, que lo sigue haciendo. Brindemos por nosotros, no por ti y por mí ¿eh?, por NOSOTROS. Y, por último y no menos importante, brindemos por todas esas cosas que los dos sabemos, y que los demás ni se imaginan.