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sábado, 27 de diciembre de 2014

Ojalá no necesitara tanto de ti para ser yo.

Ojalá pudierais haberle escuchado la voz rota de aquella llamada de madrugada, ojalá pudierais saber cómo me sentí al hacerle reír después de que me dijera que no quería vivir más esta vida tan perra si no era conmigo. Ojalá pudierais contar todas las caricias que nos debe la luna, o todos los 'ojalá' que nos comen cuando no somos nosotros los que lo hacemos mutuamente. Ojalá pudierais saber todo lo que se me pasa por la mente cada vez que recuerdo la primera vez que me sonrió, o la primera vez que me abrazó y dejé de sentir miedo. Ojalá pudierais entender su manía de no sonreír en las fotos, de  desayunar tres cuartos de litros de leche con nesquik, de desvelarse cada vez que advierte el mínimo ruido, de ponerse muy ciego y decir que va perfectamente, de ser fuerte hasta que no puede más y explota, de no tomarse nada demasiado en serio, pero a la vez saber cuándo acabar una broma, y cuándo empezarla para hacerme reír; ojalá pudierais haberle dado los buenos días mientras acariciabais su espalda, y ojalá pudierais entender qué se siente al no necesitar nada más que eso.
Ojalá sea cierto eso de que si una persona es para ti, acabaréis sacando fuerzas de donde sea para superar lo que sea y acabar donde sea, pero juntos. Y que ojalá no me muriera de ganas de vivir a tu lado, y ojalá no supiera que no podría si no fuera de esa forma.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Por cada vez que somos nosotros.

Estoy enamorada de esa sonrisa sincera que le sale al decirme que soy idiota, pero también de aquellas lágrimas que gritaban el 'no soy tan fuerte como piensas' que apenas pudo susurrarme. Vivo enamorada de la fuerza con la que me abraza cuando parece que ni el 'nos vemos pronto peque' apacigua ese vacío de cuando se va, pero también de la débil línea que separa lo nuestro del desastre.
Estoy enamorada de los gritos que nos susurramos con los ojos cerrados y la piel de gallina,  pero también del silencio de mirarnos fíjamente cuando la ciudad es la que grita que nos tiene envidia.
Que me gusta lo de dejar que me cuente los lunares cuando no podemos dormir, pero también eso de que pierda la cuenta, siempre en el mismo sitio, y entonces queramos estar despiertos toda la vida. Y también me gusta lo de viajar de su mano a mil lugares sin nombre, y lo de hacernos nuestros, pero además adoro pararle los pies cuando va demasiado rápido, aunque siempre acabemos en la luna.
Y eso, que estoy enamorada de cada calle, de cada banco, de cada estación de tren, de cada cama, de cada coche, de cada mesa, de cada terraza, de cada cerveza o de cada cubata. De cada ciego, de cada domingo por la mañana, de cada noche sin dormir, de cada abrazo, de cada beso, de cada minuto, de cada amanecer, de cada sueño, de cada meta, de cada polvo, de cada risa, de cada vez que le damos envidia a la vida, de cada vez que superamos un 'hasta aquí hemos llegado' y de cada vez que consigue hacerme sentir enorme y que solo quiera gritar que estoy enamorada
de él.


jueves, 6 de noviembre de 2014

Dame un minuto y te doy la vida.

¿Qué más da salvar el mundo o salvarnos de él? El caso es irnos de aquí y que brille el sol en plena noche, o que te quedes y nunca termine el verano.
Que nos amemos tanto que lleguemos a ser libres cuando nos cogemos de la mano. Porque la vida contigo es vida, y no quiero vida si no es contigo.
Mi propósito es recorrer el mundo a base de vuelos de última hora, y convertir hostales de carretera en hoteles de lujo rompiendo el colchón mojado de nosotros felices. Hacernos mil fotos recién levantados. Coger el tiempo y tirarlo muy lejos de la cama, y que, al levantarnos, esté echo un ovillo en la esquina de la habitación, junto a la rutina y mis bragas. Que nos echen del bar de la esquina por gritar que hasta borrachos damos envidia. Abrazos desnudos que arropan, besos robados que dan vida.
Y es que ¿quién no va a querer recorrer las calles de tu mano? La mayor suerte de mi vida es tenerte.
Ya no me asustan las noches frías, ni los días de lluvia, ni las canciones demasiado tristes o las despedidas demasiado largas, porque sé que siempre volveré a verte.



domingo, 19 de octubre de 2014

De esas a las que acabas debiéndole la vida.

Es de ese tipo de chica en la que piensas cuando alguien dice 'invierno'.
De esas que no dicen 'te quiero' hasta que no se les quema el alma, de las que se emborrachan y te llaman diciendo que eres gilipollas. Es de las que no se tiran la vida sonriendo, pero cuando lo hacen, ninguna mirada puede ir dirigida a otra cosa que no sea ese blanco arco perfecto perfilado de rojo.
Ama el café, quizás porque ha visto miles de amaneceres preciosos por su culpa, aunque su fregadero esté cansado de tragarse la taza que siempre hace de más. Anda con los pies descalzos y de puntillas, pero eso no quita que pise fuerte allá donde vaya, porque lo hace, y a veces hasta retumba el suelo cuando pasa, el suelo o su risa, pero se va y la recuerdas.
Puede follarte en un portal el mismo día que te pega una hostia porque le tocas el culo. Es de esas que vive, que sabe vivir, y que llena de vida lo que toca. Sin enseñar, provoca ataques de pánico, vértigo. Es capaz de mirarte y dejarte casi tan helado como ella, y de besarte y poner celosa a la llama más viva en una hoguera de media noche. Sabe quién es, y eso es lo que la hace ser de verdad.


lunes, 22 de septiembre de 2014

Sabor a nada.

A veces lo difícil es eso que no tienes más remedio que hacer: ser tú mismo.
Porque la vida casi nunca es justa.
Joder, dime que no era bonita mi ropa interior en el suelo de tu habitación, dime que no eran bonitas las noches sin dormir, las películas a medias y los abrazos que reparaban cualquier herida.
Dímelo, dime que no te gustaba que te acariciase la espalda cuando estabas enfadado y que el cabreo no te durara más de dos minutos, o que no adorabas eso de bailar sin música.
Y ahora te vas, me cago en la puta.
Ahora que mi tanga de lunares ya es tuyo, que tus manos han marcado mi cuerpo como si fueran de fuego. Ahora que en el sonido de la lluvia oigo tu nombre.
Te vas, como si mi vida no fuera tuya, como si no lo supieras.
Como si en cada gota que cae por mi pómulo no hubiera un grito, una nota que advierte mi muerte si no consigo sacarte de mi maldita cabeza.
La noche se alarga cada vez más, y los días se me vuelven grises. Pierdo la esperanza de volver a ver el sol algún día; pierdo la esperanza de encontrarte.
Pero donde quiera que estés
escucha mi grito,
que suplica
desesperadamente
que vuelvas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

No me olvides.

Búscate a otra a la que no le importe invitarte a un porro, yo siempre he sido de las que piensan que compartidos saben mejor.
Búscate a otra que te ponga los pies en la tierra, que yo de eso no sé mucho; prefiero lo de subir tan alto que la posible caída llegue a acojonar, ya sabes, como aquella noche en aquel hostal de carretera que olía a café recién prensado.
Busca a otra que te lleve a sitios caros, que vista de marca y que te agarre de la mano por la calle; que yo seguiré cenando comida basura, y apalancándome litros en el portal de aquella calle que apenas iluminan a partir de las 10 y media, pintándome los labios de rojo y tocándote el culo en mitad de Gran Vía, por el simple hecho de volver a escuchar tu risa, seguida de ese 'estás jodidamente loca' que ahora me retumba en la cabeza.
Busca a otra que te haga la vida más fácil, alguien que sepa lo que quiere, que ya sabes que a mí lo sencillo nunca me ha gustado, y todo lo que no sea improvisar se sale de mis inexistentes planes.
Búscate a otra que te quiera menos, que te bese con menos amor y que no te conozca tanto, pero recuerda que un día fuiste tú quien elegiste todo lo que soy, recuerda que era yo la única que sabía cómo alejarte del mundo, y que eso era lo único que querías. No olvides quién eres sin mí y quién pudiste llegar a ser conmigo. No me olvides.


miércoles, 27 de agosto de 2014

Me bastó un segundo.

Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y yo me pregunto el porqué de que no estés aquí, si ya he esperado lo suficiente. Supongo que ni lo suficiente es suficiente cuando se trata de ti.
A veces cuando me subo al bus y me siento cerca de algún grupo de gilipollas, me encuentro con que hay alguien que lleva tu colonia, y de repente me da aún más rabia echarte tanto de menos.
Porque no es justo que mis manos se entrelacen con el aire y no con las tuyas. No es justo que llegue a mi parada y no estés esperándome en la puerta con el coche, para llevarme a cualquier estúpido lugar, que haríamos nuestro en menos de dos minutos.
Dicen que un segundo no es nada, pero es lo que me bastó para saber que mi lugar sería cualquiera, siempre y cuando estuviera iluminado por tu jodida sonrisa.
Y es que me pierdo si desaparece esta tonta certeza de que no vas a irte; porque tío, hasta el silencio que había en mi almohada sonaba bonito cuando venías a verme.

viernes, 15 de agosto de 2014

Volar contigo.

Y es que lo más parecido a tener alas que he llegado a tener han sido tus labios bailando por los pliegues de mi cuerpo, como si realmente la mejor de las baladas estuviese sonando de fondo.
Y es que me hundo si no estás, y ya debo haber llegado al centro de la tierra, porque me quemo, como cuando con tus dedos helados apartas la goma de mis bragas y acabamos inundando la habitación.
Alguien me dijo un día que no debía tener prisa, que ya llegaría esa persona que me haría volar, y que me daría cuenta. Creía que mi abuelo estaba loco, pero cuando apareciste tuve que pedirle perdón mirando al cielo por haber dudado de su sabiduría. Una vez más, tenía razón; porque me di cuenta, incluso antes de que nos diera tiempo a rozarnos, de que tú ibas a ser mi avión.

sábado, 19 de julio de 2014

Por vidas complicadas que me dan la vida porque estás en ellas.

''Si no me importaras tanto hija de puta, si no me importaras tanto, todo sería mucho más fácil.''
Y eso pensaba yo. Porque es demasiado difícil que alguien te cale tan dentro, que surja esa especie de dependencia absurda; como si alguien llegara a tu vida y te pusiera unas gafas, sin siquiera preguntarte si las quieres, sin que siquiera sepas cuanto tiempo puedes quedártelas, con las que pudieras ver el mundo con más color, con más vida. Eso no es fácil. Pasan muchos que intentan esconderte de las cosas malas, aislarte para que pienses que todo es bonito. Y funciona, pero cansa. En cambio de repente una persona consigue enseñarte a ver que el mundo es una mierda, pero que hay atardeceres que son realmente bonitos. Consigue que comprendas que la vida se basa en las pequeñas cosas, y que muchas de ellas son las que nos hacen tan grandes; pero es que además consigue que con sus pequeñas cosas seas tú quien se haga enorme.
A veces pienso que escondiéndome del mundo las cosas eran más fáciles, que cuando nada importaba, y no tenías nada que perder, era mejor. Pero luego escucho su risa y os juro que me doy cuenta de que no quiero una vida sencilla, de que prefiero una vida tremendamente complicada, pero a su lado. Y me doy cuenta de que lo bonito es saber que ahora sí tienes mucho que perder, y además estar segura de que no vas a hacerlo. No me preguntéis por qué, supongo que es el hecho de que las cosas sean tan diferentes ahora, y de que me encante que sean así. Supongo que me ganó su espalda, y los susurros a las 7 de la mañana antes de empezar a hacer como si dormíamos. Supongo que me ganó su risa, y lo real que sonó ese 'te quiero' al abrazarme por detrás cuando empezaba a echar de menos sus brazos.


lunes, 7 de julio de 2014

Las noches contigo.

Le encanta la noche. Supongo que porque para ella es bonito que nadie hable, y tener tiempo para poder pensar en todo lo que tiene. En otra época, las noches habrían sido destructivas, ya que pararte a pensar en qué tienes y darte cuenta de que no hay nada a lo que puedas agarrarte para evitar terminar diciendo que tu vida no tiene sentido no es precisamente bonito. Pero ahora, ahora eso no le ocurre, y por alguna estúpida razón hasta cree que no volverá a pasarle nunca más. Ahora sí tiene algo a lo que aferrarse con fuerza, algo por lo que no rendirse.
A veces, cuando la oscuridad se apodera del tiempo, y ve lo mismo cerrando los ojos que manteniéndolos abiertos porque hasta las estrellas tienen miedo de la seguridad con la que ella mira la luna, como diciéndole que esta vez nada va a pararla, que es su momento de brillar, y hasta llega a desafiarla en alguna ocasión; en esos momentos en los que el silencio le puede a todo, comprende que hay sueños que sí se hacen realidad. 
Y es que nunca le gustaron las cosas fáciles, pero a veces desearía con todas sus fuerzas poder abrazarle en una de esas noches. Aunque saber que no se irá hace que duela menos, y hace que todo de menos miedo, que suene menos estúpido, y hasta justifica esas sonrisas que le salen del alma cuando toda la ciudad duerme. Qué cojones, lo justifica todo. Porque que alguien te conozca a la perfección y que aún así siga queriendo quedarse, es precioso. 
Ahora ella sabe que si le encantan las noches es porque puede compartirlas con él. Y porque recuerda sus brazos arropándola, y ver amanecer desde la ventana, como riéndose del mundo, como sintiéndose mejores que todos. Y no lo son, pero a veces hasta lo parece. Porque se quieren tanto... Se quieren tanto que nadie se fijaría en la luna llena de envidia, teniendo sus cuerpos desnudos bailando el mejor de los bailes. Y riendo. Siempre riendo.

viernes, 20 de junio de 2014

Y es que odio no saber rendirme.

No sé qué es más duro, si perder a alguien o el hecho de tener que aceptar que lo has perdido, que no va a volver. Que nunca más habrá sonrisas en días grises, que solo quedarán los colores oscuros y las noches llenas de echar de menos.
Lo jodido es no entender cómo ha podido pasar, no saber en qué puto momento dejaste de ser suficiente, o en qué instante os proclamásteis perdedores de la peor forma que un perdedor puede hacerlo, rindiéndoos.
Lo difícil es saber que, si quizás las cosas hubieran sido de otra forma, si quizás esa mirada os hubiera dado unos meses más de fuerza, seguiríais creyendo ser eternos. Y sí, también es difícil saber que no encontrarás nunca a nadie que te haga sentir así. También es jodido ver como pasan los días y ninguno de los dos es capaz de aceptarlo, que ninguno de los dos es capaz de echarle cojones y decir 'si estoy aquí es por ti'.
Sentir que no puedes dar más. Sentir que todo lo que das ya no sirve para nada. Eso es destrucción. Eso es hundirse. Eso es saber que no vas a salir de ese pozo en mucho tiempo.
Y llorar de rabia. Y morirse de impotencia. Que dos personas se quieran y no puedan estar juntas. Eso sí que es jodido.
Que dicen que querer es poder, sí, pero a veces no se quiere suficiente, o simplemente no se puede querer. O yo que sé.
¿Sabes? Me encantaría saber rendirme. Pero no puedo renunciar a algo que no quiero renunciar. No puedes pretenderlo, porque es imposible, casi tanto como no quererte de esta estúpida forma tan infinita.



miércoles, 18 de junio de 2014

Magia.

Y es que recuerdo perfectamente el cosquilleo que sentí recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza. Al igual que recuerdo esos impulsos casi irrefrenables que temía que se volvieran en mi contra y pasaran de mi boca a la tuya por vete tú a saber qué proceso. Y mi estúpida reacción de querer deshacerme de ellos, como si acaso fuera capaz, como si fuera capaz de dejarlos caer sobre mis pies y pisarlos.
Y allí estaba yo. A tu lado, fingiendo que me importaba algo el resto del mundo, observándolo mientras con el rabillo del ojo podía apreciar tu mirada fija en mi culo y tu tentadora sonrisa. Tenía tanto miedo de que olvidaras aquel momento, tanto miedo de que te diera por huír y de que lo mandaras todo a la mierda que cogí tu mano, como acto reflejo. Supongo que para recordarte que aún seguía ahí. A tu lado.
Y ahí estabas tú; respondiendo a mis caricias con susurros sin sentido, que, aunque suene a locura, eran lo único que le daba significado a lo que algunos llaman vida hoy por hoy. Y es que en ese momento supe lo que era la vida. Lo supe cuando me miraste a los ojos y me dijiste que juntos podíamos con todo. Es como si de verdad pudieras hacer magia. Como si lo hubieras arreglado todo. Incluso a mí, y quién iba a decir que eso iba a ser posible algún día. Pero es que tú siempre lo arreglas todo, y eso es lo que yo aún no sabía.



sábado, 7 de junio de 2014

Y yo qué sé.

No sé, es como si hubiera dejado de esperar algo de cualquier persona.
No sé, ahora las noches son bonitas, porque seguimos viendo la misma luna.
No sé, es como si sintiera que nunca voy a cansarme de cabalgar sobre tu torso desnudo. Y de morderte el cuello para que tus fuertes brazos nos peguen aún más de lo que lo hace la vida.
No sé, quizás no tenga ni puta idea de lo que es el amor, pero sigo diciéndote que me vuelves loca.
No sé, dicen que que todos los caminos llevan a Roma, pero ¿qué ocurre si a donde yo quiero llegar es a ti? Si sería capaz de convencer a cualquier fase de la Luna de que te quiero sólo con mirarte.
No sé, pero a veces los cigarros se consumen demasiado rápido. Será porque me entretengo echándote de menos, o porque necesito asumir el hecho de que todo tenga un final.
No sé, pero me gusta enredarte y acabar oliendo a ti. Hasta que la noche se canse de nosotros.
No quiero saber por qué, pero siento que si no eres tú, no es nadie. Ni si quiera soy yo si no es contigo.
No quiero saber por qué, pero solo quiero que mi piel se erice al deslizar tu dedo por mi espalda.
Y susurros. Y besos. Y despeinarnos. Y sábanas demasiado revueltas. Y querernos. Y reírnos de la vida. Y yo qué sé.

domingo, 25 de mayo de 2014

Te echo de menos.

Hoy me he levantado con ganas de quitarle la repetición al despertador y tirarme la vida escribiendo que te echo de menos. De quemar la sábana que sigue oliendo a ti con la ceniza de mi cigarro y de cerrar fuerte los ojos para que no salgan esas lágrimas que llevan escrito tu nombre. De que sea invierno y llueva, y correr al bar donde a nadie le importa por qué bebes, pero todos te invitan a otra copa, porque de alguna manera se compadecen de tu soledad.
Supongo que es el sentimiento de culpa de haber dejado marchar a tantas personas especiales. Y el dolor de que no estés aquí. De dormir tanto porque hayas dejado de ser mi café.
Y que si no me rindo es porque sé que te prometí que no lo haría, bueno, y porque jamás me había sentido tan llena con un simple abrazo; ya sabes, uno de esos que te hacen respirar hondo y susurrar estúpidos 'te quiero, de verdad que te quiero'.
Y que recuerdo la primera vez que nos cruzamos, el semáforo en rojo y tu bonita sonrisa al otro lado de la acera. El primer beso. La primera mirada que me removió por dentro, que me hizo sentirme indefensa, lo cual desapareció de mi mente en cuanto supe que no ibas a irte. La primera despedida y el primer pinchazo en el pecho al verte andar en sentido contrario.
Hoy me he levantado con ganas de dibujarnos. De hacer planes. De cosquillas en la tripa y miles de piques tontos. De borrar finales. De que no duela. De besos, de sexo, de lenguas cruzadas que hablan un idioma extraño. De no rendirme. Hoy me he levantado con ganas de nosotros.

viernes, 16 de mayo de 2014

Deja de pensar en lo que pueda pasar y empieza a vivir.

Siempre tuvo miedo al miedo. Miedo a engancharse tanto a alguien que le llevara al punto de dejar de ser ella misma. Miedo a que llegara el día en el que dejara de olvidarse del nombre de todos esos que la hacían reír por la noche, de que llegara el día en el que reviviera momentos en su mente antes de dormir. Miedo a necesitar algo, a alguien. Miedo a ser dependiente, a contar con otra persona. Miedo a escribir de amor. Amor. Cómo iba a hablar ella de un amor de más de 3 polvos. Para ella el amor era eso, sexo, un porro a medias y reírse si había luna llena. Tenía miedo de empezar a sentir y por eso no repetía, por si le gustaba demasiado y sentía la necesidad de una rutina. Le asustaban las rutinas.
Pero cuando apareció aquel imbécil, por una vez en su vida, se sintió segura de algo. Y se dijo a si misma que no pasaría nada por probar, que no iba a enamorarse, no sobrepasaría el límite, pero le gustaba escuchar sus historias, y que le preguntara por las suyas, y la escuchara, le gustaba sentir que le importaba lo que estaba diciendo, le gustaba que tardara el doble en desabrocharle el sujetador, porque antes se detenía en sus clavículas; le gustaba reír antes de darle un beso, y que la despeinara y le dijera que era la persona más fea del mundo. Le gustaba que no se fuera por la mañana, y que la despertara con el humo de un porro, del cual no le ofrecía nunca. Le gustaba robárselo. Y cuando se quiso dar cuenta, le estaba diciendo 'te quiero', y cogiéndole de la mano simplemente para sentir que no iba a irse. Lo miró a los ojos sabiendo que no tenía que haber empezado nunca nada de esto, que nunca debía haber empezado a perderse. Había sobrepasado el límite. Y ahora ya no tenía miedo a querer, ahora tenía miedo a perder, y ese miedo era mucho peor que todos los que ella había tenido en toda su vida.
+No tengas miedo, tenías que encontrarme, yo era esa persona que tu vida necesitaba, ¿te sientes bien conmigo? ¿Te hago feliz?
-Sí.
+Pues por una vez en tu vida deja de pensar en lo que pueda pasar y empieza a vivir. Vive conmigo. Vivamos juntos, escuchemos rap a todas horas y follemos en portales. Vayamos rápido un día y lento al siguiente. Que le follen al mundo, que le follen a quien no lo entienda. Seamos los locos que se ríen de cosas que a nadie le hacen gracia. Que les den por culo a las guarras que me miran con deseo en el bar de la esquina, que les den por culo a todos, yo te quiero a ti, y no voy a irme, te lo prometo.

viernes, 18 de abril de 2014

Todo cuesta arriba hasta que tu aliento me calme.

Todo se hará tan cuesta arriba ahora que sé cómo huele, ahora que entiendo el por qué de lo de 'qué sonrisa tan bonita tienes', ahora que sé lo que es temblar cuando se acerca y lo que es que me robe un beso a mitad de decir que le odio. Cómo no le voy a echar de menos, si me ha dejado marcada su dentadura en mi cuello, y ha dibujado constelaciones en mi espalda. Cómo no voy a llorar al sentir ese vacío en la cama, al deshacer las sábanas por las pesadillas y no por los gemidos. Cómo no voy a sentirme vulnerable al pasar por aquel banco y ver nuestros nombres escritos, o al ver al viejo del portal de la esquina volviendo a entrar a las 23:54 después de su paseo de cada noche, pero esta vez sin interrumpirnos diciendo que la juventud de hoy en día no tiene vergüenza alguna. A veces pienso que no puedo seguir ahora que sé que tu sonrisa y la mía pegadas no duran más de 5 segundos sin que uno de los dos las funda en un beso, o eso de que me hagas cosquillas y haga como que me enfado aunque en el fondo esté deseando que me abraces. Ahora que sé lo que es abrazarte. Que pasear por la calle ya no tiene sentido si no estás tú para guiarme, si no me das la mano, si no importa el destino. No sé, ahora voy a querer aguantarte la mirada hasta que te rías, y reírme. Y reírnos. 
Y eso, que necesito muchas cosas pero que todas tienen que ver contigo. Y que aguantaré lo que haga falta, porque te quiero, nos quiero, más que a cualquier gilipollas que diga que no podremos con todo, más que a cualquier cuesta, recta o curva, más que a cualquier cosa. Y a veces me pregunto cómo coño nos encontramos, cómo nos cruzamos, por qué. Y no lo sé, pero lo que tengo claro es que fue para demostrarnos que, si somos, es juntos.

martes, 15 de abril de 2014

Acojona tener las cosas tan claras.

Tener tan claras las cosas a veces no es tan bueno como parece, a veces acojona. Acojona como el hecho de no poder odiarte, o como lo de echarte de menos de esta forma.
¿Admitir que tienes miedo es de cobardes? Pues lo soy, soy una puta cobarde entonces, digamos que me haces serlo. Y ¿sabes? Ojalá tuviera miedo a la oscuridad, a las arañas, a los sitios pequeños o a los demasiado profundos y no a perderte. Y no a una vida sin tus tonterías, sin tus enfados repentinos y tus 'podemos con todo'. Lo siento, es inevitable, yo lo intento ¿eh?, pero es que aferrarse tanto a algo no debe ser sano, aunque, qué coño importa eso, soy feliz así.
¿Y cómo mierda se le explica a alguien que es la única persona que te llena de verdad?
No me jures días, ni me digas que soy preciosa en cada momento, ni planifiques un futuro conmigo, ni le pongas nombre a esto. No dejes de mirarle las tetas a otras, de emborracharte con tus amigos, ni de enfadarte por tonterías, ni de ser orgulloso. No dejes de levantarte tarde los domingos, ni de acostarte a las tantas un lunes, porque sí, ni de picarme aun sabiendo que va a molestarme lo que digas. No dejes de quejarte de la vida, aunque no tengas ni razones, ni de decir que no te gusta lo que ves en el espejo. No dejes de soñar despierto, ni de defender a los tuyos como si se tratara de ti mismo. No cambies. No cambies nada, ni de ti, ni de tu vida, sólo déjame formar parte de ella, sólo déjame ayudarte cuando ni te reconozcas, y brindar con vodka caramelo cada vez que vuelvas a lograr algo que te propongas. Sólo te pido un domingo al mes, y elegir la película. Tranquilo, puedes meterme mano si no te gusta, y se me olvidará hasta cuál es. Solo pido un buen polvo sin que te vayas por la mañana, y una carcajada en medio de la noche de tu mano. Solo pido que cuando me sienta helada tu aliento en mi nunca me calme, y que en cada rincón de la cuidad escondamos una historia. Solo pido que entiendas que no necesito nada más, con eso me sobra.



lunes, 7 de abril de 2014

La vida va de locos que se hacen falta.

-¿Por qué no me dejas sentarme en aquel banco y no recordarle? - Preguntó ella.
Y nunca hubo respuesta, porque tampoco existía. ¿Qué culpa tenía su subconsciente de que tan poco hubiera significado tanto para ella?
Lo cierto es que hay días en los que se ve capaz de seguir sin esa pequeña dosis de él que le estuvo dando la vida durante tantas tormentas. Hay momentos en los que siente que verdaderamente no necesita que esas jodidas mariposas revoloteen en la tripa de la que él se apropiaba en cualquier lugar, por la que sus dedos bajaban y ella subía al puto cielo. Pero cualquier día, cualquier calle se convierte en especial porque se cruzan. Y ambos se dan cuenta de que nunca encontrarán a nadie que les haga sentirse así, pero no son capaces de decir 'te quiero' sin sentirse imbéciles. Y se preguntan qué son, qué son el uno sin el otro. Y tampoco hay respuesta, o sí, pero ninguno de los dos se ve con la suficiente fuerza como para afrontar que la respuesta sea 'nada'.
'Absolutamente nada', se pudo entrever en las lágrimas que caían sobre aquel banco.
'Qué estúpida soy, ¿cómo no voy a recordarle? Si jamás me había sentido tan viva como cuando me miró a los ojos. Tan grande y tan pequeña. Voy a hacerlo, voy a decirle que le echo de menos, ¿a quién mierda quiero engañar? En la vida había añorado tanto nada, y me siento más imbécil callándome algo tan grande que diciéndoselo después de darle dos besos en vez de uno.'
Le dio la última calada a su Malboro y se pintó los labios de rojo, para sentir que de verdad podía hacerlo. 
Y pudo, quién sabe por qué fuerza externa. Quizás porque tenía demasiado claro que jamás volvería a poder decir 'te quiero' sin articular una sola palabra si no era él quién le respondía con un 'yo más enana' escondido en la sonrisa.

martes, 25 de marzo de 2014

Eres ese todo sin el que no sería absolutamente nada.

Eres mirarse al espejo y sentirse radiante.
Eres el 'cinco minutos más' cuando suena el despertador.
Eres bailar bajo la lluvia.
Eres el escalofrío que causa tu dedo en mi nuca.
Eres el sprint de los 200 metros antes de llegar a la meta.
Eres el primer trago de cerveza de los viernes.
Eres un rayo de sol en pleno enero.
Eres el orgasmo del primer polvo.
Eres la primera flor en primavera.
Eres los abrazos por detrás y la sonrisa de después.
Eres cada amanecer tumbados en la playa.
Eres la última calada del último cigarro.
Eres el olor a nuevo.
Eres la adrenalina de bajar la primera cuesta de la montaña rusa. Y ese grito.
Eres un paseo de la mano por calles que ni conocemos.
Eres cada despedida, acompañada de cada 'tranquila, nos veremos antes de lo que imaginas'.
Eres y soy contigo.
Somos, y eso es lo que me hace ser.

lunes, 24 de marzo de 2014

Más fuerte pero no más claro.

Soy muy feliz, la verdad. Mentiría si te dijese lo contrario, y mentiría también si dijese que no es por tu culpa. Aunque bueno, supongo que eso a estas alturas ya lo sabrás, no hay más que verme la cara cuando te tengo en frente, cuando me coges de la mano o cuando me abrazas. Te echo de menos, para qué engañarnos. Me duele en el alma no poder tenerte cuando te necesito, aunque sepa que estás ahí y que no me vas a dejar caer nunca, me duele no sentir tus brazos arropándome cuando hace frío, o haciéndome cosquillas tumbados en la arena de la playa. Algo tan tonto como ver tu sonrisa en cualquier amanecer. El pensar que los 'tú puedes' podrían estar acompañados de un simple apretón de manos, un simple beso de fuerza, y que se tienen que quedar en simples palabras me frustra. Pero joder, te quiero. ¿Y sabes lo que supone eso, no? Quererte supone luchar por ti, hasta cuando ni me queden fuerzas, hasta cuando me den ganas de mandarlo todo a la mierda. Coger aire y decirme a mí misma 'gilipollas, nadie en tu vida va a hacerte así de feliz' y decirte que te quiero. Porque eso es quererte, supone arriesgar, arriesgar y que no me importe hacerlo, no tener miedo a perder si puedo ganarte. Es sonreír al escuchar tu nombre y contarle al viento que vivo de tus detalles, que tiemblo si te imagino fuera de mi desorden de vida, ese que solo tú logras convertir en algo que merezca la pena. Pues te quiero, ¿entiendes? Con todo lo que eso conlleva, en las buenas, en las malas y en todos y cada uno de tus días, de nuestros días. Porque estamos juntos en esto cariño.
Estoy orgullosa de ti, y sabes de sobra que me tienes para todo, que estoy aquí y que ya tendría que volverme bien loca como para irme. Cueste lo que cueste ¿recuerdas?
Eres el único que puede hacerme sentir tan viva, tan grande siendo tan pequeña. Contigo puedo con todo, y no me cansaré nunca de decirlo: te quiero. Gracias 8.


domingo, 23 de marzo de 2014

Los pequeños detalles.

                                                       
Ante todo, darle las gracias a http://auntengofuerzas.blogspot.com.es/ por acordarse de mí, y ya que estamos aprovecho para decirle que la echo de menos.
Si no he entendido mal, tengo que contar 11 cosas que creo que el mundo no conoce y que debería, así que voy a ello.
Primeramente, decir que voy a enfocar esta cuestión en hablar de pequeños detalles que creo que nadie debería pasar por alto y que muchos lo hacen. Ya que para mí la vida es precisamente eso, que pequeñas cosas consigan hacerte grande.
Podría hablar de mil detalles, pero voy a elegir estos porque son los que quizás más me gustan, los que mejor me hacen sentir.
Pararte a escuchar las olas de la playa en un día soleado de invierno, el olor a césped al tirarte en cualquier parque, sentarte en cualquier banco y mirar las estrellas, y darte cuenta de que solo eres un pequeño punto en el mundo, que no tienes derecho a sentirte mal por cualquier tontería. Yo que sé, cerrar los ojos cuando te besa y sentirte completa. Coger a tu madre de la mano y decirle 'te quiero'. Encontrar esa canción que define completamente tu vida y escucharla una y otra vez. Arriesgar por quien realmente vale la pena. Luchar por tus sueños, no dejar que nadie te diga que no puedes. No intentar buscar la felicidad, ya que realmente viene sola y cuando menos te lo esperas, no es un mito. Que su olor se te grabe dentro y sonreír al olerlo por la calle, como si realmente hubiese pasado él por tu lado. Y bueno, conocerte. Esto último es algo que todos creemos que hacemos pero que realmente no somos capaces de conseguir, y para mí es fundamental. Yo sé quién soy, y es mucho más fácil así.

jueves, 6 de marzo de 2014

Noches con sabor a ti.

Apareces en mi habitación en plena noche y me quitas el sueño de toda la semana.
Extremoduro de fondo.
Tu boca diciéndole a la mía que no se ponga celosa, pero que ella no va a ser lo único que te comas esta noche. Tus jodidos dedos empiezan a jugar en mi vientre y me erizo al notarte respirar en mi entrepierna. Tú, tan ladrón como siempre, me lo robas todo, hasta la fuerza para decir que estoy tan cachonda que me la suda que la ventana esté abierta de par en par y que los vecinos se despierten y se mueran de la envidia. Tienes el mágico don de mirarme y hacer que se pare el puto tiempo, que no me importe en absoluto nada de lo que no tenga que ver contigo.
Tu espalda arañada y tu marca en mi cuello. Sonrisas cómplices. Lo de memorizar lunares. Miradas que hablan. Sábanas que envuelven picardía. Caricias que enganchan. Besos que endulzarían hasta el limón de después del tequila.
Y mañana mi cama olerá a ti. Y te buscaré, hasta donde no cabes. Y aparecerás cuando menos me lo espere y más te necesite, o al revés, pero el caso es que volverás. Siempre vuelves.

domingo, 2 de marzo de 2014

Que si salí del barrio fue porque me llevaste al cielo.

Me pone de mal humor que os tiréis el día hablando de amor y de lo bonita que es la vida cuando ni siquiera sabéis lo que es mirar a una persona a los ojos y sentir que deja de importarte todo lo demás.
No sabéis lo que es querer a alguien,  no tenéis ni zorra y aún así os creéis capaces de utilizar la maldita, y ya sin valor alguno para la mayoría de gente, expresión 'te quiero'.
Que es más grande que vosotros, ¿no lo entendéis? Que querer no es que te guste pasar tiempo con alguien, sino sonreír cuando te abraza y sabes que no puede ver la cara de imbécil que se te queda, para parecer fuerte, no sé. Querer a alguien es jugártela por esa persona, confiar a muerte, apostarlo todo, sin ningún tipo de miedo a perder. Es perderse en la noche de su mano y sentirte vivo. Yo que sé, soñar despierto. Y que las ganas os puedan en cualquier bar, y que se pare el tiempo cuando os miráis a los ojos, y que escuches vuestra historia en todas las canciones de amor. Es volverse loco, saber que te estás volviendo loco, y no importarte lo más mínimo. Querer a alguien es vivir con motivos. Felicidad. Y eso vosotros no lo entendéis, claro que no lo entendéis. Ni lo entenderéis nunca si vais por ahí diciéndole 'te quiero' al primero que os come la oreja y os promete el cielo.
Ojalá algún día podáis comprender que querer a alguien es cerrar los ojos y dejarse llevar, como darle al play y que suene una canción de Nirvana. Volar, y apoderarse de cualquier nube, o hacerla con un peta a medias, eso da igual, pero para no volver nunca a este mundo de hipócritas.

viernes, 21 de febrero de 2014

Nunca nos perderemos mientras sepamos que nos tenemos.

Te busqué en cada sueño, en cada amanecer y en cada beso que robé a todos aquellos que se creyeron capaces de  hacerme sentir lo mismo que tú, vaya ilusos ¿eh? Le pregunté a la Luna por dónde ibas, si ibas a tardar mucho en venir o si tenía que salir yo a buscarte otra vez y ¿sabes qué me dijo? Me susurró, en un tono tan tenue que apenas pude entenderlo, que ya habíamos perdido demasiado tiempo.
Así que eso haré, le echaré cojones por los dos, te buscaré, esta vez en nuestro banco, y sé que allí sí te encontraré, y terminaremos de rallar nuestros nombres en el árbol viejo de la esquina, y me cogerás de la mano y me dirás que nadie te ha llenado nunca como yo, que me recordabas hasta cuando estabas tan ciego que no recordabas ni quién eras tú mismo, que se te nublaba la vista y te venía mi risa a la cabeza, y que un día casi te volviste loco, y luego me besarás, me besarás y volveré a enamorarme de ti, como cada vez que me desnudas y te quedas callado, porque dices que sobran las palabras. Y nos querremos, como nos queremos ahora, o quizás más, quién sabe, pero nos querremos, como ningún gilipollas de esos que cada día se prometen el cielo se acercará a querer nunca a nadie.
Y eso es lo que me hace feliz, tener la certeza de que, juntos, siempre existiremos.


lunes, 10 de febrero de 2014

Tenía diecisiete años y la vida en los labios.

'Mil veces he querido rescatar una imagen robada al calor de las llamas. Ella, desnuda y reluciente de lluvia, tendida junto al fuego, abierta en una mirada que me ha perseguido desde entonces. Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema de los dedos. Ella dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte.
-Hazme lo que quieras- susurró.
Tenía diecisiete años y la vida en los labios.'


martes, 4 de febrero de 2014

Contigo soy feliz, pero sólo contigo. Espero que lo entiendas.

Que te juro que si aprendí a dibujar sonrisas con el dedo era para poderte rozar los labios y sentirme viva.
Contigo nunca sé si hace frío o calor, y me encanta. Contigo nunca sé si va a salir bien o mal, pero no me importa, porque salga como salga siempre sabes cómo volver, dónde encontrarme, sabes las palabras exactas que debes decir para que te mande a la mierda y cómo debes besarme para que acabemos en la cama, y que después ya no hagan falta palabras. Contigo las cosas no son fáciles, pero es que justo eso es lo que me engancha a ti, que hagas de lo fácil algo complicado y que lo complicado lo transformes en sencillo. Porque tú controlas ¿no? Eso dices, y me lo creo, porque no me cuesta nada creerte. Y si no me cuesta nada es precisamente por eso, porque necesito creer en ti para poder creer en mí. Ahora lo difícil es esto, pero yo no sé como simplificarlo, aunque, ¿qué más da? Para eso estás tú, me besas y punto ¿no? Contigo me la suda el resto, contigo lo consigo todo, contigo soy feliz ¿entiendes? Y lo jodido es que no puedo decir lo mismo con cualquier otra persona.


domingo, 2 de febrero de 2014

Lo único que me consuela de quererte tanto es que tú me quieras igual.

Hoy es uno de esos días en los que debería reflexionar y pensar en mí, en el paso del tiempo y en toda esa mierda que me hace ponerme ñoña- Sí, hoy es uno de esos días en los que empiezo pensando en mí y acabo contigo en la puta cabeza, sin darme cuenta de que es normal que lo hagas, que termines invadiendo mi puta mente como si acaso tuvieras permiso de hacerlo, como si fuera tuya, apropiándote de cada uno de mis pensamientos y decisiones, y es que me cago en la puta, cómo jode saber que eres necesario.
Yo jamás había dependido de alguien, es más, no me gusta admitirlo, pero ¿qué le hago si estoy abajo si estás abajo y arriba si subes? ¿qué le hago si estando abajo solo que me digas que soy fuerte y que me sonrías como si de verdad lo fuera me hace tener la fuerza suficiente como para levantarme?
A veces me gustaría poder explicar lo que siento sabiendo que no podré sentirme llena si no sé que te tengo, que follar ya nunca será solo eso, y que ya nunca podré decirte que no te quiero sin que suene creíble. Pero es que me siento tan vulnerable al reconocerlo, al saber que eres consciente de ello. ¿Y sabes lo único que me consuela? El que se te vaya la puta cabeza y te plantes en mi casa diciéndome que me echas de menos, que al desnudarme antes de fijarte en mi culo te pares en mi sonrisa, y me digas que soy preciosa recién levantada, y que sonrías al intentar convencerme de que no me quieres cuando te haces el enfadado. Me consuelan tus pequeños detalles, esos que me demuestran que no soy la única que está hasta las trancas.

domingo, 26 de enero de 2014

Que estuviera loco me volvía loca a mí.

Estaba loco. Se emborrachaba y me gritaba que estaba enamorado de mí, y me quitaba la ropa en el coche, aunque fuera hacían -8 grados, pero yo me dejaba, porque os juro que dentro no hacía precisamente frío. Subía el volumen de la música al máximo y pretendía que su voz se siguiese escuchando, y se reía, porque yo me reía de que no fuera capaz de mirarme a los ojos sin ponerse nervioso. Me echaba el humo en la cara sintiéndose poderoso sin darse cuenta de que el porro nos lo estábamos fumando a medias. El capullo me llamaba a mitad de noche diciéndome que le gustaba mi voz de recién despertada y que le hacía gracia que no me enterara de que terminaba reconociendo que lo hacía porque me echaba de menos. Le costaba, pero me demostraba que me quería con los pequeños detalles. Solía decirme que quería llevarme al cielo y prometo que, aunque no se lo decía nunca, lo conseguía y con creces. Estaba loco tío, y eso me volvía loca a mí.


domingo, 19 de enero de 2014

El objetivo es conseguir llegar a la meta sabiendo quienes somos.

A veces lo único que quieres es gritar, gritarle al mundo que eres feliz y que por fin has encontrado a ese alguien que te completa, que ahora eres tú la que te ríes del destino aunque sabes que esto es cíclico, y que hoy estás arriba, pero que cuando menos te lo esperes estarás abajo, pero bueno, ahora eso no importa, porque ahora sabes que él estará ahí para hacerlo todo menos difícil, y no digo más fácil porque las cosas nunca son sencillas; la esencia de la vida es superar los retos que esta te pone ¿no? y que cuanto más difícil sean, más maduras. Y eso precisamente es lo que a veces te apetece gritar, que has podido, que lo has logrado. Y no, no gritas para que la gente te admire, ni te diga cualquier falso 'estoy orgulloso de ti', porque no quieres que nadie lo esté, te da miedo fallarles como tantas veces te han fallado a ti ¿verdad pequeña? es irónico ¿no? Gritas a la gente sin siquiera esperar una respuesta, sin siquiera querer escucharla, porque no es lo que pretendes, no pretendes impresionar a nadie, lo que necesitas es que vean que no podrán hundirte, que estás segura de ti misma (porque si te fallas a ti no importa ¿verdad?, qué más da un palo más que un palo menos) y que te la sudan, porque al fin y al cabo te la sudan, todos, nadie se merece importarte, nadie se merece que arriesgues nada de lo que has conseguido por ellos, nadie te ha demostrado lo suficiente para que lo hagas, pero ¿qué importa?, tú te quieres, has logrado comprenderte, sabes perfectamente quién eres, y lo demás te la suda.

sábado, 18 de enero de 2014

Apostemos.

Yo que sé, que me la suda lo complicado que aparente ser esto, hasta lo difícil que llegue a ser, que me he acostumbrado a tenerte sin tenerte, a sentirte cerca estando lejos ¿sabes? Lo que sí me jode es que ninguno de los dos seamos capaces de admitir que nunca encontraremos a nadie que nos llene tanto como el otro, que ninguno de los dos le echemos cojones y lo arriesguemos todo. Sí, ya sabes, una de esas situaciones de 'todo o nada', pero es que esta vez es diferente, esta vez ese 'todo' eres tú y esta vez me la suda poder perder si sé que puedo ganarte.

jueves, 16 de enero de 2014

Justo lo que necesitaba.

¿Quién me iba a decir a mí que iba a encontrar a alguien como tú? Tío, alguien que le diera sentido a esto. No sé por qué has tardado tanto en aparecer, ni cómo llegaste exactamente, ni por qué, qué es lo que pretendes o a qué has venido pero me encanta, bueno, en realidad lo que me encanta eres tú, tú y tu manía de hacer las cosas más fáciles, de darme fuerzas para sentir que puedo con todo, aunque sea mentira ¿sabes? pero tú me haces pensarlo, y yo que sé tío, eso ayuda. Que todo lo relacionado contigo me alegra, y que mi vida dice que te diga que eres justo lo que necesitaba.