Vistas de página en total

sábado, 28 de septiembre de 2013

I will always want you.

¿Cómo pretendes que no te eche de menos? Si tú mismo te encargaste de marcar a fuego en mi piel cada poro de la tuya, si hasta el rincón más escondido, ese que no conoce apenas nadie, me recuerda a ti. Si es que éramos especiales ¿eh? No nos gustaba destacar, pero sí ser diferentes. ¿Cómo pretendes no dolerme? Si cada vez que te imagino apartándole el pelo de la cara a otra me destruyo. Aunque, bueno, al menos sé que como me mirabas a mí, ni aunque quieras, vas a poder mirar a nadie y transmitirle todo lo que me transmitías a mí.¿Cómo pretendes que te olvide? Si cada vez que cierro los ojos esa jodida sonrisa me viene a la mente, y recuerdo que con solo eso, con solo sonreír, me llenabas. Aunque, ¿para qué mentir? Lo sigues haciendo. ¿Cómo pretendes que no me muera de la impotencia? Si hemos pasado de saludarnos con un beso, a hacerlo con dos. Si sé que perdimos nuestra oportunidad hace mucho tiempo, y estoy cansada de escuchar que los trenes sólo pasan una vez. Pero joder, yo me subí. Dime, ¿por qué ahora estoy aquí sentada, viendo cómo se aleja? ¿Cómo pretendes que no te quiera? Si con sólo oír tu nombre me pongo nerviosa. Si podría haberme rendido hace mucho tiempo, pero hay algo que no me deja, y ese algo es justamente eso, que te quiero. Quizás demasiado, pero ¿y qué? ¿Acaso hay límites en esto también?

martes, 17 de septiembre de 2013

Tan ingenua.

''¿A quién voy a engañar? Fui tan ingenua que creí que aún me querías. Sentí que las horas que pasaba a tu lado, respirando tu mismo aire, solo iban a poder hacerme sentir más viva. Como si del suave tacto de una pluma se tratase, me rozaban tus labios, temblorosos, la verdad, pero quise creer que sólo el frío era la causa. Tus manos seguían tan gélidas como siempre, pero lo noté un poco menos porque también parecía hielo lo que corría por mi sangre en ese momento. Adiós, y te vas así, sin más. Explícamelo. Dime que tu boca trémula solo quiere besarme, que esta vez la razón no le ha ganado al corazón y que tus pasos todavía siguen a los míos. Tus manos nerviosas te delatan. Tu voz se enmudece y cambia cuando pronuncia las palabras que nunca he querido escucharte decir. No quiero engañarte, nunca he visto moverse una mirada con tanta nostalgia, supe que echabas algo de menos. Supongo que extrañabas el no poder temblar ya de emoción a mi lado, no poder percibir el calor de mi cuerpo si te daba un abrazo. Pero yo te juro, te juro que te abrazaba lo más fuerte que podía para que te dieras cuenta de que te necesitaba, que te necesitaba y que te necesito.
Quiera o no, mi felicidad se desprende si te veo caminando a lo lejos sabiendo que no vas a devolverme la mirada, sabiendo que mientras tú te adentras en el más profundo de los sueños, yo trato de atrapar cada grito de rabia que causa mi sollozo para no despertar a nadie.
Me pregunto cómo es posible que alguien te haga tanto daño que casi te sangre el corazón, como para perder las ganas de sentir lo que pasa en el resto del mundo, de escuchar a tu alrededor, de hablar, de vivir. ¿Sabes? Antes era tan ingenua que creía que me querías pero es que ahora soy tan ingenua que creo que volverás.''

sábado, 14 de septiembre de 2013

Nunca encontraré la respuesta.

Los días de lluvia me hacen pensar, y, sinceramente, no me gusta. Porque cuando pienso me doy cuenta de que he hecho demasiadas cosas mal, y de que me he perdido tantas veces que ni si quiera sé como sigo aquí. Quizás porque encontré a esa persona que supo encontrarme, quizás porque me abrazó justo antes de que me desvaneciera, impidiéndolo, impidiendo que me perdiera para siempre. A veces no sabemos cómo dar las gracias porque no sabemos exactamente qué debemos agradecer, y eso es un poco lo que me pasa a mí ahora.
Hay días en los que simplemente te sientes vacía, y aunque sabes que sólo una persona, o mejor dicho, un sólo gesto de esa persona podría llenarte, incluso hacerte rebosar de felicidad, tu orgullo no te deja intentar que eso pase, que llegue esa persona y simplemente te abrace, porque hay una parte de ti que sabe que eso sería pan para hoy y hambre para mañana. ¿Cómo sé cuándo debo dejarte ganar o cuándo debo decirle a mi orgullo que espabile, y que te deje fuera de juego?