Vistas de página en total

martes, 17 de septiembre de 2013

Tan ingenua.

''¿A quién voy a engañar? Fui tan ingenua que creí que aún me querías. Sentí que las horas que pasaba a tu lado, respirando tu mismo aire, solo iban a poder hacerme sentir más viva. Como si del suave tacto de una pluma se tratase, me rozaban tus labios, temblorosos, la verdad, pero quise creer que sólo el frío era la causa. Tus manos seguían tan gélidas como siempre, pero lo noté un poco menos porque también parecía hielo lo que corría por mi sangre en ese momento. Adiós, y te vas así, sin más. Explícamelo. Dime que tu boca trémula solo quiere besarme, que esta vez la razón no le ha ganado al corazón y que tus pasos todavía siguen a los míos. Tus manos nerviosas te delatan. Tu voz se enmudece y cambia cuando pronuncia las palabras que nunca he querido escucharte decir. No quiero engañarte, nunca he visto moverse una mirada con tanta nostalgia, supe que echabas algo de menos. Supongo que extrañabas el no poder temblar ya de emoción a mi lado, no poder percibir el calor de mi cuerpo si te daba un abrazo. Pero yo te juro, te juro que te abrazaba lo más fuerte que podía para que te dieras cuenta de que te necesitaba, que te necesitaba y que te necesito.
Quiera o no, mi felicidad se desprende si te veo caminando a lo lejos sabiendo que no vas a devolverme la mirada, sabiendo que mientras tú te adentras en el más profundo de los sueños, yo trato de atrapar cada grito de rabia que causa mi sollozo para no despertar a nadie.
Me pregunto cómo es posible que alguien te haga tanto daño que casi te sangre el corazón, como para perder las ganas de sentir lo que pasa en el resto del mundo, de escuchar a tu alrededor, de hablar, de vivir. ¿Sabes? Antes era tan ingenua que creía que me querías pero es que ahora soy tan ingenua que creo que volverás.''

No hay comentarios:

Publicar un comentario