Vistas de página en total

viernes, 20 de junio de 2014

Y es que odio no saber rendirme.

No sé qué es más duro, si perder a alguien o el hecho de tener que aceptar que lo has perdido, que no va a volver. Que nunca más habrá sonrisas en días grises, que solo quedarán los colores oscuros y las noches llenas de echar de menos.
Lo jodido es no entender cómo ha podido pasar, no saber en qué puto momento dejaste de ser suficiente, o en qué instante os proclamásteis perdedores de la peor forma que un perdedor puede hacerlo, rindiéndoos.
Lo difícil es saber que, si quizás las cosas hubieran sido de otra forma, si quizás esa mirada os hubiera dado unos meses más de fuerza, seguiríais creyendo ser eternos. Y sí, también es difícil saber que no encontrarás nunca a nadie que te haga sentir así. También es jodido ver como pasan los días y ninguno de los dos es capaz de aceptarlo, que ninguno de los dos es capaz de echarle cojones y decir 'si estoy aquí es por ti'.
Sentir que no puedes dar más. Sentir que todo lo que das ya no sirve para nada. Eso es destrucción. Eso es hundirse. Eso es saber que no vas a salir de ese pozo en mucho tiempo.
Y llorar de rabia. Y morirse de impotencia. Que dos personas se quieran y no puedan estar juntas. Eso sí que es jodido.
Que dicen que querer es poder, sí, pero a veces no se quiere suficiente, o simplemente no se puede querer. O yo que sé.
¿Sabes? Me encantaría saber rendirme. Pero no puedo renunciar a algo que no quiero renunciar. No puedes pretenderlo, porque es imposible, casi tanto como no quererte de esta estúpida forma tan infinita.



No hay comentarios:

Publicar un comentario