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sábado, 27 de diciembre de 2014

Ojalá no necesitara tanto de ti para ser yo.

Ojalá pudierais haberle escuchado la voz rota de aquella llamada de madrugada, ojalá pudierais saber cómo me sentí al hacerle reír después de que me dijera que no quería vivir más esta vida tan perra si no era conmigo. Ojalá pudierais contar todas las caricias que nos debe la luna, o todos los 'ojalá' que nos comen cuando no somos nosotros los que lo hacemos mutuamente. Ojalá pudierais saber todo lo que se me pasa por la mente cada vez que recuerdo la primera vez que me sonrió, o la primera vez que me abrazó y dejé de sentir miedo. Ojalá pudierais entender su manía de no sonreír en las fotos, de  desayunar tres cuartos de litros de leche con nesquik, de desvelarse cada vez que advierte el mínimo ruido, de ponerse muy ciego y decir que va perfectamente, de ser fuerte hasta que no puede más y explota, de no tomarse nada demasiado en serio, pero a la vez saber cuándo acabar una broma, y cuándo empezarla para hacerme reír; ojalá pudierais haberle dado los buenos días mientras acariciabais su espalda, y ojalá pudierais entender qué se siente al no necesitar nada más que eso.
Ojalá sea cierto eso de que si una persona es para ti, acabaréis sacando fuerzas de donde sea para superar lo que sea y acabar donde sea, pero juntos. Y que ojalá no me muriera de ganas de vivir a tu lado, y ojalá no supiera que no podría si no fuera de esa forma.

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