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sábado, 14 de diciembre de 2013

Que te necesito.

Tú no te das cuenta, pero cada vez que digo que no puedo más lo que espero es que me aprietes más fuerte la mano y me abraces, y sea justo en ese momento cuando note que sí, que tengo que poder, por huevos, por ti. Tú no lo sabes, pero cada vez que me dices que me quieres es como si se me parara el puto mundo y sintiese que nada ni nadie puede pararnos, que nada importa, solo nosotros, solo tu risa y la mía a milímetros, solo los besos robados y los mordiscos en el cuello, solo la piel de gallina y las noches sin dormir. Tú no tienes ni puta idea, pero cuando te despides y nos damos la vuelta, yo me vuelvo a girar y te veo irte, y te juro que se me parte el alma, te juro que con cada paso que das mis ganas de correr y abrazarte, y pedirte que no te vayas aumentan, pero no puedo, porque tienes que irte, porque no puedes quedarte aquí para siempre, tienes que volver y deben empezar los 'te echo de menos', los 'me cago en la puta, deberías estar comiéndome la boca' o los 'prométeme que nos vamos a ver pronto, por favor'. Lo que pasa es que tú no lo entiendes, pero hace más frío cuando no estás, y todos los putos bancos me recuerdan a ti, y me vuelvo loca porque necesito oler tu perfume (o mi ropa con tu perfume impregnado), porque te necesito, y parece que no lo pillas tío.

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